Inclusión educativa, más allá de la integración.

Es el sistema el que ha de modificarse (métodos, actividades, agrupamientos, recursos y otros) para responder a todo el alumnado en contraposición con la idea de que es el alumnado quien se tiene que adaptar al sistema.

La diversidad en nuestras aulas es un hecho constatable en cualquier centro educativo y en cualquier aula, los grupos tienden a ser cada vez más heterogéneos y los ritmos de aprendizaje cada vez más diversos.

La inclusión o Educación Inclusiva hace referencia al modo en que se debe dar respuesta en la escuela a la diversidad, de tal forma que la inclusión suponga una garantía de la respuesta a la diversidad, es el paso del diagnóstico a la acción. La inclusión educativa es uno de los enfoques más prometedores para asegurar que todos los alumnos puedan acceder a los contenidos y objetivos del currículo ordinario (Giné y Font, 2007), y en consecuencia una condición imprescindible para garantizar la igualdad de oportunidades en el aula.

El concepto supone un salto cualitativo ya que, es el sistema el que ha de modificarse (métodos, actividades, agrupamientos, recursos y otros) para responder a todo el alumnado en contraposición con la idea de que es el alumnado quien se tiene que adaptar al sistema, integrándose en él (integración).

Pero, ¿cómo se puede adaptar el sistema educativo para promover la inclusión? La respuesta inmediata debe de atender a “la flexibilización curricular”, adaptando y modificando los diferentes elementos curriculares que componen el marco curricular, pero necesitamos una respuesta que incida directamente en las actividades y desempeño que el alumnado realiza en el quehacer diario, en su acción, en su actividad como sujeto dentro del aula. Quizás en los últimos tiempos el Diseño universal de aprendizaje (DUA, en inglés UDL) sea un faro interesante en este campo. Consiste esencialmente, en poner la atención en sistemas de apoyo que favorecen la eliminación de barreras físicas, sensoriales, afectivas y cognitivas para el acceso, el aprendizaje y la participación del alumnado. (Giné y Font, 2007)

Para promover la inclusión el DUA establece tres principios básicos y claves.

  1. Proporcionar múltiples medios de representación (el «qué» del aprendizaje). No todo el alumnado percibe y comprende la información de la misma forma. Algunos presentan una mejor percepción a estímulos visuales, otros auditivos o motrices. Proporcionar múltiples medios de representación de la información aumenta las posibilidades de aprendizajes de todo el alumnado.
  2. Proporcionar múltiples medios para la acción y la expresión (el «cómo» del aprendizaje). Es obvio que todos los alumnos no aprenden de la misma forma. Algunos tendrán más facilidad para presentar un texto escrito y otros para presentarlo de manera oral.
    Es necesario por tanto ofrecer variadas opciones para la acción (mediante materiales con los que todos los alumnos puedan interactuar), facilitar opciones expresivas y de fluidez (mediante facilitadores para la utilización de programas y diferentes recursos materiales) y procurar opciones para las funciones ejecutivas (a través de la estimulación del esfuerzo, de la motivación hacia una meta).
  1. Proporcionar múltiples medios de compromiso (el «porqué» del aprendizaje). Los alumnos difieren en la forma en que pueden sentirse implicados y motivados para aprender. Por tanto, habrá que ofrecer opciones amplías que reflejen los intereses de los alumnos, estrategias para afrontar tareas nuevas, opciones de autoevaluación y reflexión sobre sus expectativas, y sobre todo participación activa en las ejecuciones o desempeños de las tareas que se posibiliten en el aula.

 

 

Manuel J. Clavijo Ruiz.
Tutor de Educación Primaria
CEIP Reyes Católicos Par del Condado (Huelva).